Cuarta Bossa -De la Pequeña Diosa
Mujer maravillosa
que dejas una estela de luz por donde pasas,
Pequeña Diosa que sonríe y contempla
con sabiduría los desiertos del amor
y las privaciones,
mujer que te presentas
derramando agua sobre la sangre
derramando voz sobre la ausencia,
compartiendo la sonrisa y la palabra
y te representas humilde
sentada al borde de un lucero
frente a una montaña.
Diosa despierta que habitas
el menudo barullo cotidiano
y la infinita vastedad del sueño
con el mismo andar seguro y la armoniosa
melodía de tu peso en los espacios.
Diosa que miras el futuro con nostalgia
donde volver es no haberse ido
y quedarse es hacerse de nuevo
desde dentro ante los ojos
atónitos de la flora;
Diosa que te esperas al milagro
de ser tú misma una y otra vez
creciéndote las maravillas
mientras te crece la historia:
sígueme… para alcanzarte.
Este es una bossa de amor... El viernes estaba meditando (en mi casa de retiro en Payabo, Monte Plata) frente a una montaña, sobre una pequeña loma de barro, bajo una lluvia ligera. Me gustó así porque lo sentía bien "oriental" con una onda mágica de escena de bosque asiático. Bajé tan feliz y sin ganas de más nada que de darme Reiki. Entonces volví a meditar o caí en un estado alterado de conciencia involuntariamente, fruto quizá de la paz recibida y de la claridad. En ese estado empecé a decirme y visualizarme como una pequeña Diosa. Siempre ha sido parte de mi "argumento espiritual" el hecho de que somos Dioses. Desde el Vudú al Judaísmo, he visto repetirse un patrón: Somos Dioses. Nota: sentirse, ser Diosa, no tiene nada que ver con la inmodestia de "endiosarse" que fue la acusación que me hizo una vez una "cristiana" fanática. Precisamente de lo que se trata es de potenciar en tí tu naturaleza divina. Creo que somos seres espirituales con el regalo de la masa para aprender a vivir en este plano, gozar, sufrir, amar, ser amada... en el camino de ser divinidades. Y una divinidad nada tiene que ver con la baja vibración de la mezquindad, el ego, la fanfarronería. De hecho, una divinidad puede ser un pequeño ser anónimo que te ayuda a sanarte cuando te tomas un te... Pero tod*s venimos de la gran Divinidad, también anónima, que nos sugiere un bien universal... A la que se le llama de muchas formas. Por mi amor a la divinidad y a mi propia naturaleza, esta pequeña Diosa se regaló un Bossa-poema y una meditación que la acompañará en ese camino escarpado, pero florido... el becoming.
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