Dijo adiós y se sentó a esperar
no hay tiempo menos perdido
pensó
aquel pez transita la rueda del dharma
mientras hunde en el lodo la cola
coloca
el tibio amor en el centro y lo remoja
hermoso sus escamas al sol
iridiscentes
la hacen mojar todo el recuerdo
sus ojos tinta del fondo del mar tan viva
la queman
Ella está sentada esperando que él
considere justo el momento para
romper
en mitades los segundos de su vida
con suavidad de liquen y dureza de
coral
Es hermoso recuerda hundiendo
en la arena sus dedos insuficientes
imposibles
sus labios y su frente sus dedos y su
sexo teútido hambriento y colosal
su sexo
Dijo adiós y se sentó a esperar
porque no volvería jamás a buscarlo
pensó
Él entenderá el aroma de los atardeceres
él querrá comer los cantos hundidos
en la noche de su calma
y será
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