El nuevo día que arde
poema insuficiente a la memoria
de George Floyd, la poesía viva.
que nos están matando
que la tierra se detenga
que nos están matando
que el sol bola de fuego en una placa se fije
que nos están matando
que rompa en el poniente el rostro de los muertos
que nos están matando
que se queme la rabia y la ceniza arda
que nos están matando
que aclaren los caminos que llevan al infierno
que nos están matando
que de coral hirviendo se cubran los planetas
que nos están matando
que no nos dejen ahora los Dioses de la isla
que nos están matando
que se ciña el machete Candelo y escupa sangre
que nos están matando
que las metresas bailen sobre cabezas blancas
que nos están matando
que Zili Dantó acuchille el aullido de las sirenas
que nos están matando
que la patrulla ceda al peso de Guedé
que nos están matando
que estrangule Loubana sus serpientes de plomo
que nos están matando
que mi madre me zurza la piel con la del muerto
que nos están matando
que no vuelva la cara mi padre y los maldiga
que nos están matando
que se vuelva un coloso mi hermano por sus calles
que nos están matando
que sea de oro y platino el puño de mi hermana
que nos están matando
que mi hermane triture con un tacón sus huesos
que nos están matando
que ascienda en espirales el humo a sus cavernas
que nos están matando
que al viento de la ira se rasguen sus banderas
que nos están matando
que se desplomen los puentes cruzados hoy de brazos
que nos están matando
que la isla bajo el agua percuta tambor de guerra
que nos están matando
que el viento lleve airada nueva canción de cuero
que nos están matando
que el cordero sigiloso por una vez desolle al lobo
que nos están matando
que el águila y el buho y el halcón en lo alto les vigilen
que nos están matando
que la tortuga desove en la playa de su naufragio
que nos están matando
que la yerba se marchite al paso del verdugo
que nos están matando
que la secuoya ofendida en mil pedazos estalle
que nos están matando
que cristales punzantes sean los muebles de su casa
que nos están matando
que se vistan de cal y del mercurio beban
que nos están matando
que sus vísceras revueltas por la nariz vomiten
que nos están matando
que la acera desdentada sea el ladrillo en sus vidrieras
que nos están matando
que se levante el asfalto que nuestras manos tendieron
que nos están matando
que el hierro que forjamos les rompa las caderas
que nos están matando
que aquello que sembramos les sea amargas ortigas
que nos están matando
que no laven mis manos su estulticia y su abuso,
que nos están matando
que su maldito orgullo los devore humillados
que nos están matando
que bajo de sus botas su futuro se quiebre
que nos están matando
que sus hijos les griten vergüenza en los corrales
que nos están matando
que su abuelo se pudra del himno a la osamenta,
que nos están matando
que despierten del sueño gritando un poema como este
que nos están matando
que se mueran cobardes de una vez por todas
que nos están matando
que se mueran sin muerte y la muerte los borre
que nos están matando
que se mueran sin muerte y la muerte los escupa
que nos están matando
que se mueran borrosos como quien no ha nacido
que nos están matando.
Que nos están matando,
levanten las trincheras con la opresión de siglos,
que no quede ninguno
que san menos que nada
que no sean ni un recuerdo
que sean polvo que vaga por el inerte espacio
disecados en sus libros, en sus malditas leyes, en sus tristes coronas,
que no quede ninguno
que uno por uno caiga
que uno por uno implore...
Que sofocados bajo un nuevo libro abierto
donde no viva ninguno
sin palabras vayan
sin canciones queden,
sin promesas se marchiten
y mueran sin mi muerte.
que mueran incesantemente en los albores
de un nuevo dia que nace
de un nuevo dia que quema
de un dia nuevo que arde
en las calles agitadas
tomadas por mi sangre
alzada para siempre.
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